-Y tú, ¿qué querías ser de pequeño?
-No me acuerdo...pero estoy seguro de que esto no.
-Bueno, tampoco es tan mal trabajo...
-Es rutinario, monótono y aburrido.
-¿Estás diciendo que mi conversación no te gusta?
-No, no es eso, mujer. ¡Tú ya me entiendes!
-Ya...pero al menos da para pagar las facturas.
-Sí, mientras no sean muchas ni muy altas.
-¡Yo de pequeña quería ser pintora!
-¿Y qué paso?
-Pues, no sé. Creo que me equivoqué de sueño o de vida.
-Dicen que nunca es tarde para cumplir los sueños...
-Pero tú y yo sabemos que eso es una gran mentira, que sólo vale para vender los cinco primeros fascículos de los cursos por entregas, o para que te apuntes a unas clases, y pronto te borres. Porque sexar pollos para poder comer no te deja ni el tiempo ni las ganas de andar persiguiendo sueños...
-Oye, ¿y tú crees que los pollos tendrán sueños?
-¿Por qué no? ¡Yo creo que todos los seres vivos sueñan con algo!
-¡Pues no sé cuál será es de estos, pero me huelo que ninguno lo cumple.
-Igual que nosotros.
-¡Anda, calla, que nos va a echar la bronca la supervisora!
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