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miércoles, 3 de julio de 2013

Los Casos de Woodchat Shrike: Algy, "el Afortunado" (6).

Llegados a la puerta del establecimiento de apuestas, sólo con ver la cara del cura me percaté de que había llegado el momento de hacer mi buena acción del día.

-A ver, padre, deme el papelito y el dinero, que yo me encargo. No creo que a usted le apetezca entrar en un sitio así vestio de sacerdote.

-¡Muchas gracias! Lo cierto es que tiene usted razón, un hombre de la Iglesia no debería entrar en una casa de juego...En fin, tenga. Aquí están todos los datos, y tiene usted que apostar estas 100 libras.

Me quedé helado (y, créame, después de todo lo que he visto y vivido, esto no es fácil). ¡100 libras! ¡Ese era el sueldo de tres meses de un trabajador medio!

-Padre, ¿está usted seguro de que quiere apostar todo este dinero? ¿No se le podría encontrar una mejor utilidad?

-Ya le dije que es un encargo, y he dado mi palabra de que lo voy a cumplir.

-¿Y no ha tratado usted de convencer a la persona que se lo ha mandado?

-Mire, amigo, no me voy a andar por las ramas. Esta apuesta es la última voluntad de un condenado a muerte, y es mi deber que se cumpla ese deseo.

-Comprendo. En fin, espéreme aquí.

La verdad es que yo tampoco tenía mucha experiencia en el campo de las apuestas, pero supuse que tampoco sería tan dificil. Ir a la ventanilla, dar los datos, entregar la pasta, recoger el boleto.

-Hola, quiero apostar 100 libras por el número 3 en la quinta de Newmarket mañana.

El tipo de la ventanilla levantó la ceja al ver los billetes. Normal. Me miró un instante, consultó una lista que tenía y me volvió a mirar.

-Tengo que hablar con el jefe antes de aceptar su apuesta, señor.

-¿Y eso?

-El caballo por el que usted quiere apostar está 200 a 1, y no sé si estamos en condiciones de cubrir una apuesta que nos puede costar 20.000 libras.

-Entiendo.

Lo que no entendía era de dónde había sacado el tío aquel tanta pasta y por qué se quería despedir de este mundo tirándola a la basura por mediación de un cura.

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