Y, por si acaso, la prensa se encargaba de recordarle constantemente a "El Mocoso" lo que había en juego y contra quién. Por supuesto que no era preciso, pero a esa gente siempre le encanta echar más leña al fuego.
-"Mocoso", tienes una oportunidad única de saldar de veras viejas cuentas.
-Bueno, es un partido más en el que mis chicos y yo nos vamos a comportar como los profesionales que somos.
-¿Vas a negar que para ti mandar a ese equipo a segunda sería todo un gustazo?
-Es un partido normal en el que mis chicos y yo vamos comportarnos como los profesionales que somos.
"El Mocoso" era perro viejo, y no es buena idea intentar torear a un perro, porque el que te acaba perreando es él.
-Míster, pero sus partidos en ese estadio nunca son partidos normales.
-Cuando uno lleva tanto tiempo en esto como yo, todos los campos están llenos de buenos y malos recuerdos.
-No hay más preguntas, señores. Muchas gracias.
Los jefes de prensa, siempre al quite.
"Víbora" Honorio era mucho más joven y mucho menos diplomático. Él también tenía sus cuentas pendientes en aquel estadio y, aunque no hubiera sido así, su lealtad hacía "El Mocoso" le hacía desear empujar a los otros al pozo con todas sus fuerzas. Y apenas lo disimulaba.
-"Víbora", supongo que deseando que llegue el domingo.
-Pues sí...Nosotros somos profesionales, esto no es la liga escolar: aquí hay que ir al cuello del contrario y matar.
No le llamaban "Víbora" por nada.
En la tranquilidad de su esquina favorita del vestuario, esa en la que se está a salvo de chivatos a sueldo. "El Mocoso" y "Víbora" comentaron la jugada, ya completamente despojados de máscaras.
-¡Vamos a fundir a esos hijos de puta, míster! ¡0-5 y a tomar por culo a segunda!
"El Mocoso" sonrió, con la maquiavélica sonrisa de los malos de las películas americanas.
-Sí, pero una paliza sería una muerte demasiado dulce para esos cabrones. Vamos a hacerles sufrir como nunca en su puta vida, vamos a hacer las cosas a mi manera...
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