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sábado, 1 de junio de 2013

La Noche del Trauma: 5-Relevo de la Guardia, Grandes Realidades, y Mayores Promesas (1982-86)

Con el sabor más agrio que dulce de la oportunidad de oro perdida ante el Liverpool todavía en el ánimo, el Real Madrid se interna en los años ochenta. El quinquenio de supremacia vasco-catalana en el campeonato de Liga relegó al Real Madrid a jugar cuatros copas de la UEFA y una Recopa. Sin embargo, el paso del Madrid por Europa durante estos cinco años dejó algunos de los momentos más brillantes desde los ya lejanos años 60 (y también algún que otro desastre de rigor). Dos títulos y una final hacen merecedor a este periodo del calificativo de "Edad de Bronce" del Real Madrid en Europa.

1982-Tras unos inicios titubeantes (se derrota al Tatabanyal húngaro por el valor doble de los goles fuera, y al Carl Zeiss Jena de la Alemania Demócratica y al Rapid de Viena por un sólo gol), en cuartos nos espera en Kaiserslautern alemán.

La ida en el Bernabéu se salda con un 3-1 a favor. Es un resultado siempre puñetero de defender, y que casi te obliga a marcar fuera. Además, el viaje es a Alemania, y los precedentes no invitan a la tranquilidad. Pero, por otro lado, ¿quiénes eran estos? Desde luego, ni el Bayern ni el Hamburgo.

Dio igual. Por resumir, se produjo la tan temida debable: 5-0 en contra. El primer gol, al poco de comenzar, llega tras una antológica por ilógica cantada del meta Agustín, que se agacha para recoger un inocentón remate de Funkel, que se le cuela inexplicablemente. El segundo, también de Funkel, al remachar un balón escupido por el palo. En la segunda parte, el tercero llega tras un remate en el que Augustín ni se digna tirarse, pese a que el balón le pasa lento y cerca. En el cuarto, por contra, nada puede hacer. Con el panorama 4-0, García Cortés marra un penalty que podría haber dado alguna esperanza al equipo. La eliminatoria la cierra un tal Geye, de tacón y con chulería, rematando totalmente solo al borde del área pequeña. Pero, independientemente de la paliza, el encuentro resultó triste por la propia imagen de absoluta impotencia que dio el equipo. Hasta tres hombres fueron expulsados por perder los nervios: San José, Cunningham y Pineda, reflejo de una de las noches más aciagas del Real Madrid en toda su historia. Trauma. Aunque a los alemanes tampoco les quedaba muchas vida: el Gotteborg se los merendó en la siguiente fase. (Si es que no eran nadie...)

1983-Año de "recopeo" (se había ganado la Copa del Rey el año anterior frente al Sporting de Gijón). Camino firme hasta llegar a la final: Baia Mare rumano, Ujpest Dozsa húngaro, el inevitable Inter de Milán (en el partido de ida, Agustín volvió a hacer de las suyas, dejando pasar un gol de falta porque creía que era indirecto) y Austria de Viena (irónicamente, vengando la eliminación del Barcelona en la eliminatoria anterior). En la final esperan los escoceses de un tal Aberdeen.

Se empieza fatal. A los 7 minutos ya nos habían mandado un balón al palo y se nos habían adelantado. Juanito logra el empate de penalty en el 14. Se llega a la prórroga (gracias un sobresaliente Agustín, que este portero parecía no tener término medio), pero en ella Hewitt nos mete el 2-1 (tras remater un centro al que Agustín no llega). Trauma. Trauma en una temporada legendariamente traumática en la que se pierde la Liga en la última jornada, la Copa del Rey en el último suspiro, la Supercopa y la Copa de Liga, además, claro está, de la susodicha Recopa. Supcampeón en cinco competiciones. ¡A ver quién iguala eso!

1984-De vuelta al "uefeo", y de vuelta a las andadas. Se cae a la primeras de cambio: en treintaidosavos de final frente al Sparta de Praga (4-3) en el global. Parecía que el Real Madrid no tenía solución, que los viejos malos tiempos volvían. Fue por aquel entonces que una serie de increiblemente prometedores jugadores del filial empiezan a debutar en el primer equipo. Se llaman Manolo Sanchís (hijo), Michel, Rafa Martín Vázquez y Emilio Butragueño.

Abróchense los cinturones, que cogemos velocidad.

1985-UEFA. Se supera al Wacker Innsbruck austriaco y al Rijeka yugoslavo. Toca entonces contra el Anderlecht belga (subcampeón de la edición anterior). El partido de ida es otra de esas noches negro oscuro, con una derrota por 3-0. La mayoría de la gente dio por hecho que el Madrid había vuelto alcanzar su techo y que el partido de vuelta era poco más que un trámite. El presunto trámite fue una de las noches más inolvidables de la Historia de Madridismo. 6-1, inapelable, triplete de Butragueño, dos de Valdano y uno de Sanchís. La leyenda volvía a asomarse al Bernabéu, y enrachada de magia, caen Totthenham e Inter -¡cómo no!- con remontada de un 2-0 incluida. En la final espera el Videoton húngaro. El trofeo se decide, curiosamente, en el partido de ida en Hungría, pues el Real Madrid vence por 3-0. En el de vuelta, de trámite, el Real Madrid pierde 1-0. Irónicamente, el equipo de la remontadas gana la final perdiendo el partido de vuelta.

Fue una UEFA muy especial por múltiples razones: porque una generación que ya se apagaba (Miguel Ángel, Juanito, Camacho, Santillana...) tenía por fin un título europeo, por volver a ganarlo casi 20 años después (aunque no fuera la amadísima "Orejona" sino su hermana pequeña) y porque una nueva generación de jugadores hacía soñar con un futuro que parecía abocado a la máxima gloria.

1986-De nuevo a la UEFA, y de nuevo hasta el final: AEK de Atenas, Chornomorets ucraniano, Borussia Mönchengladbach (sin quitarnos la maldición alemana de encima, eso sí, y encajando el 5-1 de rigor, pero con otra remontada absolutamente memorable de 4-0), Neuchatel suizo, Inter de Milán (otra gran remontada de 5-1, con un Santillana protagonista y absoluta "bestia negra" del Interismo). En la final nos enfretamos al Colonia alemán. 5-1 en la ida y esta vez sin susto en Alemania (se cae por 2-0). Campeones de la UEFA -de nuevo-, y llevamos ganadas 12 eliminatorias seguidas, algo inaudito desde los gloriosísimos tiempos de las cinco copas de Europa.

Y, por fin, aquel Real Madrid gana la Liga. Por fin, el Super-Madrid de la "Quinta del Buitre" va a iniciar el asalto a la fortaleza máxima, a la que custodiaba a la mítica "Orejona". Todo parecía indicar que el trofeo iba a volver a casa, parecía inevitable, garantizado, casi por ley natural.

Parecía.




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