Ya quedó dicho que a El Mercenario le gusta pasar tiempo en la Academia Avanzada de Vuelo de Combate. Presiente que es su deber contribuir en lo posible a que a esos muchachos no los maten el primer día. Los chicos tienen derecho a sobrevivir una semana en combate, con suerte puede que más.
El Mercenario también participa en el proceso de criba de nuevos candidatos, en el momento de decidir quiénes valen para la primer linea de fuego y quiénes serán buenos pilotos, pero malos cazadores, y es mejor que abandonen la Academia de Combate en busca de la de Transporte.
La prueba en sí es tremendamente sencilla:
-Bien, caballeros, mañana les someteré a un ejercicio de evaluación por escrito, que ayudará a determinar sus aptitudes para el combate aéreo.
Siempre hay murmullos alarmados: ¿un examen tan trascendental casi por sorpresa?
-¿Cuál es el temario, señor?
-No se preocupen de eso. Antes de entrar se les proporcionarán unas pequeñas hojas con todas las respuestas.
-Pero, señor, si es así, ¿cómo vamos a contestar si no es copiando?
-Ese es el objetivo, caballeros, que copien.
-Pero, entonces, ¿las normas sobre copiar en los exámenes...?
-¡Se aplicarán a rajatabla!
-¡Por tanto, si se nos soprende, estamos expulsados de la Academia!
-Por supuesto.
En esos momentos los murmullos se hacen cada vez más fuertes, dando paso al desconcierto y el pánico.
-¡Pero, señor, pretende usted que copiemos sin que unos vigilantes que saben que hemos de hacerlo nos pillen!
-En efecto, y cualquiera que no tenga la sangre fría, el valor y la pericia para lograrlo, es mejor que ni se acerque a un avión de combate, porque tendría las horas contadas en minutos ahí arriba.
El murmullo entonces baja de tono y da paso a la aceptación resignada de un argumento que parece lógico, sabio y aplastante. No obstante, siempre queda algún estudiante que se resiste...
-Pero...¿usted cree que esto es justo? ¡Poder perder así nuestro sueño de ser pilotos de combate, después de todo lo que hemos trabajado y luchado...!
-Primer punto, caballero, ser piloto de combate en una guerra no es un sueño, sino la peor de las pesadillas, y segundo punto, esto es el combate, hijo, y es de todo menos justo. Vete acostumbrando. En los cielos se libra una partida de póquer a balazos, y sólo los más tramposos sobreviven.
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