Buscar en Mundo Jackson

martes, 24 de enero de 2012

¿Cómo Anda lo de las Islas Salvajes?

En poco menos de 3 kilómetros cuadrádos de tierra atlántica se juega España su orgullo patrio.

Las poco conocidas "Islas Salvajes" (enhorabuena al que pensó el nombre), o "Ilhas Selvagens" en portugués, son unos islotes que distan 280 kilómetros de Madeira y 165 de las Canarias. Oficialmente, son territorio portugués, pero, y ahí está el problema, España no reconoce dicha soberanía.

El islote más grande, conocido como "Isla Mayor" o "Salvaje Grande"(otro derroche de originalidad en el bautizo), tiene kilómetro y medio por kilómetro y medio, y no más habitantes nativos que un buen puñado de plantas autóctonas, pájaros, caracoles y una especie de lagarto de nombre "Perenquén de Boettger". A ellos se une la emigración humana: un grupo de miembros del "Cuerpo de Vigilantes de Naturaleza" y un retén de bravos "Fuzileiros Navais".

Resumamos la historia de la disputa hispano-lusa. Descubrir, lo que es descubrir, el primero que pone pie es un portugués: Diogo Gomes. Pero dado que no había nada que llevarse al bolsillo, se fue. También probaron suerte los hispanos, pero tampoco se afincaron, dado que no había donde. Y, desde entonces, tuyas-mías, mías-tuyas, hasta que, en 1938, los portugueses logran un dictamen favorable de la Comisión Permanente de Derecho Marítimo Internacional. En España, por razones obvias, no estábamos para protestar.

Y, desde entonces, solo algún que otro incidente aislado: aviones militares españoles sobrevolando las islas o algún pescador que se acerca de más.

Pero, oiga usted, ¿por qué no les regalamos a nuestros vecinos los islotes de las narices y dejamos el tema zanjado (y, de paso, quedamos como unos señores)?

Pues porque los islotes están rodeados de agua, y ésta resulta más interesante que la tierra: de momento, pesca, y, en un futuro, nunca se sabe, quizás aparezcan recursos minealeres, o puede que hasta petróleo. Y, ya se sabe, las doce millas náuticas alrededor de las islas son para el dueño de las tierras. Y, lo que resulta todavía más interesante, si el territorio está habitado, hay derecho a extender las aguas territoriales (un máximo de 200 millas náuticas) hasta toparse con aguas de otro país.

¿Se explica ahora la reticencia patria a reconocer la soberanía portuguesa? ¿Comprende ahora la razón de tener al puñado "Vigilantes de la Naturaleza" y a los aguerridos "Fuzileiros Navales"?

¿Debemos ir, pues, a las armas, para recuperar los islotes y toda su riqueza colindante?

En una palabra: No.

No hay comentarios: