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lunes, 11 de abril de 2011

Vote por Don Alvaro (y 14).

-Don Jorge Piñaceira, usted y yo hemos tenido nuestras diferencias en el pasado.

-Sí que es verdad, don Vicente.

-Pero sepa, y se lo digo de corazón, que mi intención no era otra que la de espolearle. Yo vi desde en el primer momento en usted a un político de raza, un hombre con capacidad de gestión y de dar soluciones, y me parecía que no estaba usted dando de sí todo lo que podía...Yo era como el jinete que castiga a su montura, pero sólo para que vaya más rápido.

-Sin duda, y créame usted que se lo agradezco.

-¿Se queda este fin de semana por aquí?

-No, me voy a una celebración familiar a Bercinuño, mi pueblo.

-¡Buena tierra esa, de gentes austeras, trabajadoras y nobles, y muy buena mesa! Don Jorge Piñaceira, mucha suerte en las elecciones.

-Muchísimas gracias, don Vicente.

-Aunque no le va a hacer falta esa suerte porque, queridos amigos oyentes, es evidente que el voto de la gente inteligente y de bien tiene que ir para don Jorge Piñaceira. Y no para ningún otro candidato...Incluido Álvarito Tontito Burquera y el partidillo ese de casa de muñecas que se ha montado. Alvarito hijo, retírate y no hagas más el ridículo anda...O mejor, vete a la cárcel, que es donde los chorizos como tú deben estar.

Esas fueron las últimas palabras que pronunció el aparato de radio del despacho de Burquera, antes de ser sumarísimamente ejecutado de un golpe en la pared.

-Entonces, Azarías, ¿ya no vas a ser parlamentario regional?

-Pues no, querida, no.

-Pero te había prometido...

-Han cambiado de promesa.

-¡Con la ilusión que te hacía!

-Otra vez será. De todos modos, cuanto más alejado de Burquera, mejor. Con toda la porquería que la ha sacado Garguela, ¿con qué cara iba yo a decir aquello de "Vote por Don Álvaro"?

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