"Obran en mi poder unos documentos que demuestran que Jorgito Piñaceira, además de un enorme incompetente, es un chorizo. Algo que muchos ya sospechábamos, pero que ahora se confirma con pruebas. Resulta que hace veinte años, antes de ponerse a arruinar a esta comunidad autónoma, ya se entrenaba arruinando a su antigua comunidad de vecinos como presidente. El amigo Piñaceira era muy dado al chanchullo, a pagar chapuzas con dinero negro, y, en general, a hacer cositas muy raras con el dinero de los bolsillos de sus vecinos. Les ofreceré más información y datos más precisos, en los próximos días. En fin, señores, lo que cada vez parece más claro es que la única mano con la autoridad moral, la firmeza política y la sabiduría como gestor para gobernar esta comunidad es la de Álvaro Burquera. Y si en su partido no se quieren dar cuenta, que se Burquera se vaya. Y muchos le seguiremos"..
El portero del 63 de Calixto Serrano no estaba escuchando esa tarde a su venerado Vicente Garguela (hacerlo le habría hecho sentirse un traidor, con todo lo que don Jorge había hecho por él y todos los copazos que se habían tomado juntos). En vez de eso, había sacado a la pariente a comer fuera. Y la verdad es que con los 6.000 euros extra que se acababa de agenciar, podía haberla llevado a un sitio un poquito más elegante. Además, al fin y al cabo fue ella la que hacía 20 años le había convencido para que hiciera fotocopias de todos aquellos documentos de "don Jorge". "Por si acaso", decía ella. Pues el "acaso" había llegado. No obstante, él le había contado a su mujer que le había pagado 2.000. Mejor así.
En cualquier caso, "El Hiena" tampoco había hecho mal negocio: en el sobre canjeado al hombre de Garguela por los documentos venían 20.000. No era mal precio, teniendo en cuenta lo que a Garguela le tenían prometido si Álvaro Burquera se convertía en el nuevo presidente de aquella comunidad autónoma.
Y con Vicente Garguela, uno cumple todas su promesas si sabe lo que le conviene.
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