Buscar en Mundo Jackson

viernes, 8 de abril de 2011

Vote por Don Alvaro (10).

Y quedaba, por supuesto, otro frente de batalla que abrir en la guerra contra Piñaceira: la rumorología.

De esto se encargó la cúpula de Garborsa en pleno, puesto que ya atesoraban una dilatada experiencia en tales lides. Las barras de bares caros y elegantes, los manteles de los restaurantes finos y exquisitos o el verde de los campos de golf fueron algunos de los mudos testigos de tanta mentira.

-¿Sabes que Piñaceira tiene una querida en Málaga?

-¡Qué me dices!

-De buena tinta lo sé, que la hermana de un socio mío vive en el mismo bloque de apartamentos que la pájara. De hecho, por el barrio, todo el mundo lo sabe.

-¿Sabes que Piñaceira está fatal del corazón?

-¡Qué me dices!

-De buena tinta lo sé, que la prima de un amigo mío fue la que le hizo el último electro.

-¿Sabes que Piñaceira tiene una fortuna en Suiza?

-¡Qué me dices!

-De buena tinta lo sé, que uno de los empleados de seguridad que le acompaña a llevar los maletines trabajó para mí hace un par de años.

Así era, bastaba con plantar unas cuantas semillitas en  los oídos adecuados, y al poco tiempo florecía en los fértiles campos de las tertulias ociosas un fétido jardín de infamias e injurias imposibles de arrancar.

Las garras ya tenían cogido del cuello a Piñaceira. Ahora sólo era cuestión de no soltar a la presa y apretar cada vez más. Piñaceira era una moribundo político que no podría oponer la más mínima resistencia al imparable ascenso de Álvaro Burquera.

Resumiendo, que el plan estaba saliendo a pedir de boca.

No hay comentarios: