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jueves, 14 de abril de 2011

Vocablos Fascinantes Cubiertos de Óxido: Imprecar.

Tristes estos tiempos que corren en que la gente se desea la una a la otra -a grito pelado- las peores suertes y los más funestos destinos. Aparte de insultarse directamente, claro está. En resumen, que estamos todos desquiciados (unos más, y otros todavía más).

Ponga la tele o abra un periódico: "Los aficionados increparon...", "Los manifestantes increparon....". Aquí todo el mundo "increpa" a destajo y discreción. Mas, ¿qué es increpar?

Increpar: Reprender con dureza y severidad.

¿Se corresponde esto con los que vemos en los campos y las calles de España? No siempre. Quizás se ha producido una confusión entre este verbo y su casi gemelo "Imprecar".

Imprecar: Proferir palabras con que se expresa el vivo deseo de que alguien sufra mal o daño.

A mí, sinceramente, lo que oigo en los estadios de fútbol dirigido a jugadores, técnicos o directivos visitantes más se me asemeja muchas veces a "imprecar" que a "increpar".

Sintetizando, que lo de "¡cabrón!", "¡hijo de puta!" y derivados es insultar, lo de "¡quédate cojo!" o "¡muérete!" es imprecar y lo de increpar lo dejamos para la bronca cuando se falla un gol o se simula un penalty.

Aclarada la confusión, remato (ya que estamos futboleros, para variar) haciendo un llamamiento a la cordura y al corazón, a dejar de insultarnos, increparnos e imprecarnos los unos a los otros.

A dialogar con el otro, a respetar al distinto, a llevarnos bien, a vivir en paz, como esos seres civilizados que dicen por ahí que somos (aunque yo cada día me lo creo menos).

(Y no me venga con aquello tan socorrido de: "es que nos provocan". Un poquito de templanza y pase de ellos, que provocar es lo que hace el torero con el toro y mire cómo le acaban yendo las cosas al pobre bicho bravo).

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