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jueves, 24 de marzo de 2011

Diccionario Balompédico-Onomástico de Jackson: "Iribarear".

De entrada, reconozco lo injusto que soy con el gran José Ángel Iribar, "Chopo" y guardameta de leyenda.

Pedida la disculpa, me remonto a la final de la Copa del Rey de 1977. Betis-Athletic de Bilbao (con Iribar bajo los palos). Tras el tiempo reglamentario sin respuestas, la tópica lotería de los penaltis. Lotería que se alarga, pues los cinco primeros no son suficientes para romper el pertinaz empate.

El caso es que ambos equipos se van quedando sin lanzadores, hasta el punto que el Betis recurre a su portero, Esnaola, quien, con la sangre más fría que un sorbete transilvano, convierte el lanzamiento engañando a Iribar.

Iribar, por su parte, va eludiendo el tener que lanzar, pero al final no le queda otra que afrontar tan cruel destino: si marcas, seguimos tirando, pero si fallas, la Copa es para el Betis.

Cualquier otro habría tirado el penalty como lo hacen los que atesoran poca experiencia en tal suerte: potente zapatazo lo más esquinado posible. Hay una razonable probabilidad de meter gol y, si se falla, se hace con la dignidad y el decoro de poder adoptar, por la misma inercia del potente chut, un viril gesto de rabia mirando al cielo.

Pero Iribar no era cualquier otro, Iribar decidió que iba a ejecutar la suerte máxima con estilo de torero brasileiro (muy posiblemente, picado por la suficiencia con que Esnaola lo había batido) . En otras palabras, Iribar hizo la "paradiña". Suerte voluble y traidora, pues si sale bien, el portero se tira para donde no es y contempla impotente como el balón se cuela manso muy lejos de su alcalnce. Pero si sale mal, ¡ay si mal sale! Te encuentras encima del balón, sin fuerza que transmitir al disparo y con el condenado portero, firme como una estaca, y mirándote fijamente.

Total, que al infortunada Iribar le pasó lo que pasa siempre que la condenada paradiña no sale: que el portero te para el penalty y a uno se le queda cara y postura de circunstancias.

Pero, entonces, ¿qué es exactamente "Iribarear"? Pues es un concepto bien rico y complejo: "Fracasar estrepitosamente al enfrentarse a una situación comprometida, para la que uno está poco o nada preparado. Dicho fracaso está motivado por intentar una solución osada al problema y dicha osadía está provocada por el deseo de  igualar o superar el logro de otro de nuestro mismo nivel".

Por ejemplo, "iribarea" el señor que, cuando toca meterse a la piscina a jugar con sus cachorros, en vez de bajar despacito y por la escalera, se tira desde el trampolín (con la consiguiente panzada). Y todo, porque se lo ha visto hacer al vecino de tumbona.














Iribar (a la izquierda), ante todo y siempre un deportista señor, felicita a Esnaola tras marcar éste su penalty.

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