-Es un truco que aprendí en una peli del Chuck Norris. ¿A usted le gusta Chuck Norris, señor inspector?
-Lo normal.
-Uno simula la muerte, para que el asesino pase de largo y vaya en busca de nuevas víctimas. Entonces, uno lo sigue y, cuando el facineroso está desprevenido, uno se abalanza sobre él.
-Ya, y eso fue lo que hizo usted.
-Afirmativo, señor inspector. Me lancé por su espalda, lo desarmé con un golpe de kárate, lo derribé con una llave de judo. Y luego procedí a lo de la inmovilización y petición de refuerzos.
-Entiendo. Pues muy bien, se puede ir. Si hace falta, ya le avisaremos.
-Correcto, señor inspector. Siempre a sus órdenes.
-Vale, vale, hasta luego.
-¿Inspector Arroyuelo?
-Dígame.
-Mire, que al final tenemos cinco heridos por impacto de bala, pero los hemos estabilizado y no corre peligro la vida de ninguno. Con su permiso, vamos a proceder a trasladarlos a un hospital.
-¿No hay más víctimas?
-Las crisis de ansiedad de rigor, nada preocupante. La más fuerte es la del guardaespaldas del señor consejero.
-Ya veo...Muy bien, llévese a los heridos...O, mejor, ¿podrían venir los padres del muchacho?
-Sí, pero solo un minuto.
-Muchas gracias.
-¿Inspector?
-Sí, digame.
-Azarías Romera, empresario lácteo. ¿No le interesaría comprarme una participación para el sorteo de la Lotería de dentro de un rato?
-Ande, déjeme en paz, por favor, que tengo que hacer una llamada importante a la central.
-Bueno, como guste. Usted se lo pierde.
-¿Cabrales? Mira, soy Arroyuelo, que no era para tanto, que no hay ningún muerto en el tanatorio central...Ningún muerto por el tiroteo, de los otros claro que hay. ¡Joder, a veces me haces unas preguntas que no sé si eres tonto del culo o me estás tomando el pelo!...En fin, luego te veo.
-¿Un sandwich, inspector?
-No, no, muchas gracias, señor consejero.
-Si luego le apetece...
-Descuide, muy amable...¡Joder, qué tropa!...En fin...
-Estos son los padres, inspector.
-Gracias.
-Recuerde...
-Dos minutos, sí...A ver, señores, nos vamos a llevar a su hijo a comisaría...
-¡A la cárcel es donde tiene que ir ese pedazo de cabrón! ¡Pegarle un tiro a su padre!
-Su hijo tiene derecho a un abogado...
-¡Ni abogado ni pollas, a la puta cárcel vas a ir, malparido!
-¡Inútil de mierda, que ni para asesino psicópata vales! ¡Treinta y tantos disparos y sólo le das a cinco personas, y no consigues matar a ninguna!
-¿Qué haces llorando, tarado? ¿Dónde se ha visto a un asesino en serie haciendo pucheritos como una bebita de parvulario?
-¡Es por el Yayo! ¡Yo quería mucho al Yayo!
-¡Nenaza!
-¡Por favor, agentes, llévense a todos estos! Yo me voy un momento al cuarto de baño a vomitar.
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