-¿Es eso todo lo que tienes, Jaime? ¿Que estoy liado con una señora casada de la oficina central? ¡Que decepción! ¡Si lo sabe toda la empresa! Me parece a mí que con esta carta no te vas a llevar ni el apartamento de Torremolinos.
-Aquí, quien más, quien menos, Jaimito...Ya sabes...
-¡Hasta tú, coño, ya que has sacado el tema!
-¿Yo? ¡¿Qué tonterías dices!?
-¡No me jodas, macho! ¡Que lo sabe hasta tu mujer, joder!
-¿Lo sabe Pelacuca?
-¡Pues claro, tontín!
-¡Joder!, ¿qué escándalo es ese?
-¡Jaime, un desastre! ¡El imbécil de tu hijo, que anda por ahí pegando tiros a diestro y siniestro!
-¿Cómo que pegando tiros?
-La culpa es de mi padre, que le dio por regalarle una pistola, y ahora el muy gilipollas se ha liado a disparar contra todo el mundo.
-¡La madre que lo parió!
-¡Jaime, tu Pele, que nos mata a todos!
-¿Donde está tu guardaespaldas, Arturo?
-¡Ahí fuera, parapetado detrás de un sofá y repeliendo el fuego de tu hijo!
-¡Mándale que dispare a matar, que no se preocupe, que es menor y nosotros los padres no le vamos a denunciar si lo deja frito!
-Hola, Papa.
-¿Cómo has entrado?
-Por la puerta.
-Pero, y el guardaespaldas de éste...
-Tan incompetente como el tío Arturo, papá.
-Oye, sin faltar.
-¡No lo encabrones, Arturo, que va armado!
-Vengo a matarte, papa. Y a mamá también.
-¡Estás borracho!
-¡Borracho y menor, mamá, me libro de la cárcel fijo!
-¡Dame eso, gilipollas!
¡¡¡Pum!!!
-¿Qué has hecho, imbécil? ¡Has matado a tu madre!
-No es mi madre, nunca se portó como tal conmigo. Me trataba como a un pelele descerebrado e inútil, pero ya ves que no lo soy. Y ahora vas tú, papá.
-¡A mí no, coño!...¡Al tito Álvaro y al tito Borjeras, que ellos sí que te tienen tirria!
-¡Tú qué dices, hijo de la grandísima...!
-¡A los titos, a los titos, Pele!
¡¡¡Pum!!!
-¡Serás cabrón, hijo mío!
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