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jueves, 23 de diciembre de 2010

Los Casos de Woodchat Shrike: Nochebuena en el Patíbulo (10).

"Mi visita al cementerio no hizo sino confirmar mi sospecha. Quedaban horas para la ejecución y había llegado el momento de poner todas las cartas sobre la mesa e ir a reclamar esa 'verdad' que tenía pendiente.

-Mire, creo que ya le dije que...

-Disculpe, vicario. Permítame que esta vez haga una presentación en condiciones: soy el último ser humano que va a ver con vida a Walt Sharper y creo que me merezco cierta información, toda aquella que me pueda facilitar sin quebrantar el secreto de confesión.

-¿Qué dice usted?

-¡Pues que soy el verdugo que va a colgar a Sharper y que exijo que me cuente qué está pasando aquí!

-No entiendo...

-Entiende de maravilla, vicario. ¿Por qué va a pagar Walt Sharper por la culpa de otros?

-¡¿Pero qué dice usted?!

-Pues que me parece que Sharper va al matadero como un pobre borrego sin rechistar, mientras que los verdaderos responsables de la muerte de la niña están libres y felices.

-¡No, él la mato, y sin cómplices! Aunque es cierto que no fue un crimen al azar, pues Walt Sharper conocía a la niña desde hacía un par de años. La vio por primera vez cuando ella cantó en un festival navideño de la parroquia, y desde entonces estaba obsesionado. Nada feo, no piense mal. Era como su hija, la hija que siempre deseo pero jamás pudo tener.

-Pensaba que Sharper está soltero...

-Sí, claro que lo está. ¡Qué tendrá eso que ver!

-Ya.

-Sharper la visitaba con mucha regularidad. Siempre tomando todas las precauciones para que nadie lo viera entrar o salir. Le hacía regalos y esas cosas.

-¿Seguro que no había nada más detrás de esa pasión?

-¡Por supuesto que no, Sharper es un alma pura, un ser inocente en busca de alguien a quién darle amor! Solo quería tener la ilusión de poseer una familia.

-¡Pues, para ser puro, cómo se ensañó con ella!

-Él mismo está avergonzadísimo de lo que hizo...Por eso desea morir, y por eso no quiere que nadie vea cómo dejo el cuerpo de la pobrecita. No entiende qué le paso, no es capaz de explicárselo, sólo recuerda que se le cegó la razón y perdió el control de sus actos por completo.

-Quizás es que se rió del color de su pajarita.

-¿Cómo dice?

-Nada, vicario, cosas mías. En fin, gracias por todo y hasta mañana.

-Oiga...No sé cómo decir esto...

-Descuide, le garantizo que todo será muy rápido. Él no sufrirá, casi ni se dará cuenta.

-Gracias.

-Y, por cierto, perdóneme por anticipado: me temo que mañana no tendré tiempo de darle los buenos días

Puse rumbe a Strangeways, pues es costumbre hacer noche en la propia cárcel antes de actuar. Me iba sin 'toda la verdad', -y me temía que con una o dos mentiras piadosas- pero ya tenía la suficiente".

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