"A la mañana siguiente, Peabody me confirmé que Sharper había pedido que sus restos fueran enterrados en Holy Trinity de Wasplake. Eso me terminó de decidir a mantener un segundo encuentro con mi amigo el vicario. Me parecía que la única posibilidad de que apareciera el cuerpo de la pequeña era que él le sonsacara la información a Sharper. Aunque también era posible que ya lo supiera, pero no quisiera o no pudiera compartirlo con nadie. ¿Secreto de confesión? Me pareció que no estaba de más presentarme en la entrevista con alguna foto del "entierro de los ojos". Sin duda, eso ayudaría a presionar al vicario.
Por mis circunstancias laborales, tengo algún que otro contacto en la prensa. Ya sé que he afirmado que lo último que se quiere en mi negocio es repercusión pública, pero en esta vida hay que tener amigos hasta en el infierno. Y recurrir a ellos cuando las circunstancias así lo demandan.
Un conocido del "News of Manchester" me entregó un juego completo de fotos, y no tan sólo las tres que habían publicado, a cambio de ofrecer en exclusiva en su edición de la tarde la noticia de que: "El hombre encargado de ejecutar la sentencia de muerte llegó ayer a Manchester y todos los preparativos se han llevado a cabo sin novedad. Mañana a la 8 en punto, la justicia seguirá su curso implacable". Cuando me preguntara el director de Strangeways, pondría mi mejor cara de incrédula sorpresa.
Aunque seguro que no sería tan real como la que se me debió quedar al examinar con detenimiento dos de las fotos que no habían visto la luz. De nuevo, el azar parecía que solucionaba por mí un acertijo.
Telefoneé al periódico para que me facilitaran la dirección del cementerio donde estaba estaba enterrada la niña y me puse en camino sin perder un segundo. Si allí me confirmaban un dato, el misterio podía estar casi resuelto".
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