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martes, 21 de diciembre de 2010

Los Casos de Woodchat Shrike: Nochebuena en el Patíbulo (8).

"Antes de finalizar la jornada, me fui con Peabody a tomar un par de pintas (o tres). Él estaba del todo indignado (algo nada usual).

-¡Me ha dicho mi primo Andy que ese tío ha dejado instrucciones precisas para que, después de que los científicos terminen, sus restos sean enterrados en sagrado! ¿Y la pobre niña qué? ¿No tiene ella el mismo derecho a descansar en paz?

Olvidé mencionar que los familiares de Peabody en Manchester también estaban 'en el negocio'.

-Sí, desde luego es una vergüenza.

-¡Verás cuando se entere la gente! ¡Y más después de lo del "entierro de lo ojos"!

Peabody se refería al hecho de que lo padres de la niña habían dado sepultura a los ojos de la pequeña. La ceremonia se había planificado como algo estrictamente privado, y un despliegue especial de la policía había logrado que se respetara dicho deseo y que sólo el puñado de nombres que aparecían en una lista accedieran al cementerio. Aunque la labor policial tuvo un pequeño gran fallo: un intrépido reportero se las había ingeniado -nadie sabía cómo- para sacar instantáneas del momento, incluyendo unas de la madre desmayándose a causa de la tensión extrema, y siendo auxiliada por el cortejo en pleno. Dicha imagen fue portada en prensa y contribuyó a enardecer más el odio nacional contra Sharper (si es que eso era posible).

En efecto, en aquel instante no me habría gustado estar en la piel de los encargados de dar cristiana sepultura al tal Sharper. Ni tampoco en la del responsable de velar por la integridad de la tumba...¡Que quizás sería mi amigo el vicario!

-¿Te puedes enterar de dónde le van a enterrar, Peabody?

-Claro, mañana mismo lo pregunto y te lo digo".

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