Es la frase favorito de los vampiros con la moral por lo suelos.
-¡No te machaques, Pieter!
-¡Tú qué sabrás!
-Soy un camarero, lo sé todo.
-Anda, ponme otro "Clint Eastwood".
El camarero rellenó el vaso entubado con el bermejo elemento. Obviamente, no era sangre de Eastwood en persona (Pieter no se lo podía permitir) sino garrafón extraído de las venas de un actor de películas de tiros y de tercera. Daba igual, aquel tipo tenía sangre fría y con un alto nivel de alcohol.
-¡Esos puñeteros vampiros americanos, tan jóvenes, tan guapos, tan bien vestidos!
-¡Déjalo, seguro que te sale algo!
-Sí, repartiendo pizzas o echando propaganda en los buzones...¡Uno tiene su orgullo!
Pieter se cubrió el rostro con las manos y empezó a llorar. Sin inmutarse, el camarero capturó una araña que se paseaba por la barra y la devolvió a la cestilla de los aperitivos.
-El orgullo es un artículo de lujo, amigo. Caro e inservible. Lo mejor que puedes hacer es empujarlo para dentro con la bebida que te queda e ir mañana a la oficina de lo de la propaganda.
-¡Tú qué sabrás de tragarse el orgullo!
-Teniendo en cuenta que hasta hace un año tenía mi propio restaurante, y que he acabado en el peor tugurio de toda Transilvania sirviendo subpelotazos y dándole palique y consejos a un vampiro sanguínico en paro, igual algo.

2 comentarios:
Yo no me lo trago, es tan insoprtable mi orgullo que lo respiro...
Si uno no respira, se muere :)
Gracias por visitar el blog, y por tu comentario.
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