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viernes, 14 de agosto de 2009

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas). "El Tío Aspirinas".

Jacinto Pertellán, alias "El Tío Aspirinas", era más comerciante que boticario, por lo que sus consejos farmacéuticos a menudo estaban encaminados a dar salida a medicamentos a punto de caducar, en vez de a curar al enfermo.

Como se puede figurar, pocos se fiaban en el pueblo del ladino boticario, y optaban, directamente, por auto-medicarse o, si la cosa parecía más seria, por visitar la consulta del doctor Pérez-Piñón.

El propio Pérez-Piñón era perfecto conocedor de las prácticas de "el Tío Aspirinas" y se propuso forzarle, por las buenas y por las "te denuncio al colegio", a abandonar un comportamiento tan carente de ética.

Pero el boticario se limitó a decirle: "Usted, doctor, lo que tiene que hacer es recetar más y más caro, que a este paso cierro el negocio, y a ver de dónde va a sacar usted las aspirinas entonces".

Ante lo cual al bueno de Pérez-Piñón no le quedó otra que cerrar el pico y recetarle, esa misma tarde, un par de medicamentos a doña Soledad. Uno para aliviarle la tos a la señora y otro para aliviarle el bolsillo a "El Tío Aspirinas".

Los monopolios, aunque sean chiquititos, tienen estas ventajas.

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