(Haga lo que le venga en gana, esto era solamente una manera cursi y típica de empezar a redactar).
Volviendo a Aintree, dirija sus pasos a la línea de meta.
(Pero no en el transcurso de una carrera, obviamente, a no ser que vaya bien de peso y se vea con fuerzas para rematar por todo el exterior).
Allí encontrará un curioso conjunto de lápida, flores y pintoresca valla de color blanco. Quítese el sombrero (si lo lleva), que está ante una tumba.
¿Quién en su sano juicio desearía ser enterrado en un hipódromo? Nadie, o casi nadie, obviamente. La tumba es cuestión es la de un caballo.
Red Rum se llamaba el nobilísimo bruto. Acaso la mayor leyenda que jamás corrió en ese hipódromo, hogar del célebre "Grand National" (una carrera de caballos muy importante, para aquellos que no prestan atención cuando se explican las cosas célebres).
Red Rum disputó los "Grand National" de 1973, 74, 75, 76 y 77, logrando tres victorias y dos segundos puestos. No está mal. (Está muy, muy bien).
Es sin duda por tan brillante carrera de carreras brillantes que se ganó el derecho a pasarse la eternidad en estado de constante victoria.
Por último, y ya que está, lea lo que pone:
"Respect this place / this hallowed ground / a legend here / his rest has found / his feet would fly / our spirits soar / he earned our love for evermore".
(O, en cristiano ibérico, "Respeta este lugar/esta tierra bendita/una leyenda aquí/su descanso ha encontrado/sus píes solían volar/nuestros espíritus remontaban el vuelo/se ganó nuestro amor eterno").


El particular de azul no es un participante en la carrera, sino un fan que se alegra de la victoria por lo incontenible.
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