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sábado, 20 de diciembre de 2008

Historias Imaginarias de un Colegio que Jamás Existió: La Señorita Sofía.

La Señorita Sofía hace años que dejó de ser señorita, pero la costumbre es la costumbre. Años, sus enemigos íntimos, a los que combate con todas las cremas y afeites a su alcance, y con un vestuario calculado al milímetro de cadera y cintura. (Para eterna admiración de Blas, encargado de mantenimiento y su más rendido y secreto admirador).

Nadie sabe a ciencia cierta la edad de la muy presumida Señorita Sofía. Ella no lo confesaría ni bajo tortura china, pero no puede negar la evidencia de que tiene antiguas alumnas que ya peinan canas teñidas. "¡Yo era una cría cuando os di clase!", es su excusa recurrente, pero cada nuevo curso, cuela menos.

La Señorita Sofía es dulce con los alumnos y vaga con su trabajo. Los achucha, los quiere y hace coletas a las niñas; pero no enseña mucha Lengua y, de Matemáticas, las justas.

La clase quiere mucho a la Señorita Sofía. La retratan a rotulador bajo un sol con cara y le hacen flores de plastilina. Debe ser en agradecimiento por no intentar llenar sus mentes infantiles de cuentas con llevadas o trivialidades sobre los movimientos de rotación y translación.

Nadie sabe a ciencia cierta si la Señorita Sofía es buena o mala profesora. Es un gran misterio.

Casi tan grande como el de su edad.