Uno de los sueños utópico-ideales de cualquier republicano es ver a un antiguo monarca reponiendo panel higiénico en el super del barrio. O, al menos, que tengan que luchar por ser algo en la vida como cualquier hijo de vecino.
Desengáñese, amigo mío. Cuando se deja el trono, también se deja todo perfectamente atado. Para muestra, algunos ejemplos surtidos de pretendientes reales en repúblicas europeas.
Portugal: Duarte Pio, Duque de Braganza. Ya que no puede ser el rey de Portugal; al menos es el rey del buen rollito. No vive en el exilio, y hasta hizo la mili (con el correspondiente juramento de lealtad a la República Portuguesa). A su boda en 1995 asistió toda la plana mayor del gobierno. Buen rollito, ya digo. (Menos, curiosamente, con el "Partido Popular Monarquico", no se pueden ni ver mutuamente).
Francia: Luis Alfonso de Borbón (Luis XX, para sus partidarios). Este tiene un cacao dinástico de envergadura, y bien poquitas posibilidades de recuperar el trono. Pero no sufran por él, que está casado con la hija de un multimillonario venezolano.
Alemania: Georg Friedrich, Príncipe de Prusia. Está tan bien preparado que hasta habla Español (estuvo viviendo en Quito un tiempo). Tiene 32 años, preside fundaciones (el mejor trabajo sobre la faz de la tierra) y es propietario de castillos, así que tampoco parece tener mucho interés por ser rey.
Austria y Hungría: El Príncipe Otto. Este vio la cosa tan difícil, que renunció a sus derechos dinásticos en 1961 para poder volver al país. Ha consagrado su vida a luchar por el ideal de la unidad europea (¡qué bonito!) y fue miembro del Parlamento Europeo entre 1979 y 1999. Tampoco es mal trabajo. Su momento más recordado fue su expulsión de la cámara por ponerse a insultar a voces al Papa Juan Pablo II durante una visita de éste en 1988.
Italia: Victor Manuel, Duque de Nápoles. Este es el más malote del colectivo. En su vergonzoso currículum encontramos: el asesinato de un tiro a una persona en Cerdeña (por lo que sólo fue condenado a 6 meses, y por tenencia ilícita de armas), liarse a guantazos con su primo Amadeo en la boda del Principe Felipe de Borbón y una detención por corrupción, asociación a malhechores y explotación de la prostitución. No está mal. (Está muy mal).
Resumiendo, que el atajo de presuntos vagos que pasa sus días entre veleros y algodones; y sus noches comiendo perdices caramelizadas y haciendo brindis oficial tras otro; pasa a ser un atajo de presuntos vagos sin obligaciones oficiales, pero que conserva los privilegios.
Y esto será siempre así, y más en España que, al contrario que Francia, Inglaterra o Rusia, es un país que jamás ha mandado a su rey al patíbulo. (Ni debe hacerlo, que nadie me malinterprete, por favor).
No, no es el maitre de "Salones Coventry: bodas, bautizos, comuniones y comidas de empresa", es Duarte Pío. Muy majete el hombre.
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