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miércoles, 17 de septiembre de 2008

El "Tontín" como unidad de influencia y poder.

Haga un pequeño experimento: persónese en cualquier supermercado, gran superficie o similar; adquiera género por valor de, digamos, 6.000 euros y luego, con todo el descaro que atesore en el rostro, sustraiga un paquete de chicles. ¿Se lanzará el guarda de seguridad a su cuello o, por contra, hará la vista gorda por miedo a que usted anule indignado su jugosa compra?

Vale, usted no tiene ni la pequeña fortuna ni el tiempo para tan excéntrica experiencia, pero, desde una perspectiva puramente teórica, ¿qué cree que pasaría? Coincidirá conmigo en que es casi seguro que la gran superficie consideraría que un super-cliente bien se merece el regalo extraoficial de unas gomas de rumiar.

De hecho, he desarrollado (concretamente esta tarde, mientras hacía cola) la teoría de que la importancia de una persona en un momento dado se puede medir por el calibre de "las vistas gordas" de las que disfruta. La unidad para medir esta magnitud es el "Tontín", que se define como 1 euro de perdida neta por segundo de echarle morro.

En el caso anterior, la perdida sería de 1 euro y los segundos de caradurismo serían, más o menos, los cinco se tarda en coger el paquete y salir por la puerta. Así:

1/5=0.2 tontines.

Otro ejemplo, una señora va a su relojería habitual (de la que es buena clienta) con un reloj usado con la artera intención de que se lo cambien por uno nuevo con el falso pretexto de que se le vendieron defectuoso. El reloj viejo tiene un valor aproximado de 30 euros, el nuevo son 100 y le tendrá que echar cara como unos 10 minutos de conversación más o menos irritada con el dependiente.

(100-30)/600=70/600=0,11 tontines.

No obstante, si la señora no fuera clienta habitual, está claro que no ducharía al gato tan fácilmente, y tendría que dedicar una hora de dura brega verbal para intentar llevarse el peluco.

(100-30)/3600=70/3600=0,019 tontines. (Parece claro que, con valor de tontines tan bajo, es muy probable que ni siquiera consiga el reloj nuevo).

Por pura lógica, con gente muy importante e influyente se darán valores mucho más altos. Por ejemplo, la esposa de un dictador podría , sin duda, visitar cualquier joyería y llevarse todo aquello que le guste sin que empleados haga nada por detenerla. Todo lo que tiene que hacer es dar las buenas tarde y salir por la puerta con su botín en el bolso.

1000/1= 1000 tontines.


"Música a cuento de..." echarle cara a la vida. "The Lady is a Tramp" en la voz de "La Voz". (Pulse al play en la derecha de la pantalla).

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