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jueves, 17 de julio de 2008

Autopases emocionales (¿Libros que libran?)

Es bastante duro para mí admitir esto, pero el poder de las letras es muy limitado en el tiempo. Las palabras no son más que palabras, y los libros, sólo un número mayor o menor de ellas. Dicho de otro modo, es muy sencillo conseguir con el lenguaje que alguien haga una flexión, empiece a estudiar inglés o sonría.

Pero para conseguir que esa misma persona se ponga en forma, hable como los ángeles de Cambridge o sea feliz, hacen falta mucho más que palabras. Son necesarios...hechos.

Por tanto, no espere que un libro solucione sus problemas. Puede que le ayude, pero nunca hará todo el trabajo por usted. Precisará del apoyo de otras personas y, por encima de todo, su propia fe y tenacidad para lograr sus objetivos.

Todo esto lo saben perfectamente los que venden charlas o libros milagro, pero saben también que para cuando usted se da cuenta de que no va a funcionar, el desembolso ya está hecho.

Y lo mejor de todo, es que al año siguiente volverá a caer. Cuente, por favor, el número de libros que compró con ardiente interés porque iban a ser impulsores de una mejora espectacular en su vida. El primer capítulo lo devoró, el segundo lo masticó con más dificultad y, por fin, la obra en cuestión paso a hacer figuración cultural en su estantería de los tomos perdidos.

(Alguien me recordó hoy todo esto. Gracias).

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