Olvídese de las monstruosas cifras de pasajeros humanos, por el aeropuerto de Heathrow (Londres) pasan anualmente cantidades brutales de bichos de todo tipo, pelaje y condición, desde mascotas acompañando a sus dueños a animales exóticos a lo bestia. Por no hablar de los que intentan meter de contrabando. Para que usted se haga una idea, sólo el tránsito anual de peces -vivos, se entiende- es de 35 millones de ejemplares (como lo lee).
Todo este tráfico lo controla un centro especializado llamado Heathrow Animal Reception Centre. La mayoría de las gestiones son rápidas, ya que los papeles están en regla, pero siempre hay otros animales que tiene pasar cuarentena o a los que les falta el típico permiso sellado en hoja de papel (color salmón, obviamente). Es por esto que el centro, más que otro gris engranaje de la dichosa burocracia aeroportuaria, es un auténtico zoológico. Y de los buenos.
La zona de perros y gatos tiene calefacción, la de reptiles cuenta con un sistema automático que regula la humedad, y la de aves tiene un equipo de luces que reproduce los diferentes momentos del día. Por tener, tiene hasta un quirófano.
Si este le parece su tipo de empleo soñado, y su vocabulario de animales en inglés va más allá de la fotocopia con dibujos que estudió en Primaria, el sueldo anual de un cuidador (léase, limpiar jaulas y dar de comer a los animales) son 18.000 libras esterlinas (27.000 eurazos, aunque ya se sabe lo caro que está todo en Londres). Supongo que a los veterinarios les darán más.
Las listas que indican qué hay que dar de comer a cada animal y cada cuánto tiempo. Puede que ese trabajo de cuidador no sea tan sencillito después de todo.
"Música a cuento de animales..." pues nada mejor que su "Carnaval". Más concretamente, el Acuario. El compositor, Camille Saint-Saens.
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