Christopher Marlowe ("Kit" para los amigos) tenía unos meses más y un pelín de talento menos que William Shakespeare. También tuvo una vida de lo más intensa: estudiante golfo y vividor, aventurero internacional (dicen que, incluso, espía) y dramaturgo de éxito. Como mandan los cánones de eso de existir al límite, murió violentamente antes de cumplir los 30. Veamos las diferentes versiones sobre dicha "bajada de telón".
Versión tradicional (la de los respetables libros de tapa dura y los manuales escolares): Marlowe estaba en una taberna de Deptford (Londres) y se monta una bronca de las gordas "por el amor de una mujer" (que diría un interprete de canción ligera). La cosa pasa a muy mayores y puñalada en todo el ojo que te crio. (Lo del ojo es el típico detalle morbosillo que siempre se le queda a la parroquia).
Versión moderna (seguramente, la real): el investigador Henry Hotson encontró un certificado forense que probaba que Marlowe no murió en una taberna, sino en la casa de una tal Eleanor Bull. En un momento dado, se produce una discusión "por dineros" y, en el forcejeo automático, puñalada en la visual para Marlowe recetada por Ingram Frizer. Se le juzgó y absolvió por haber actuado en defensa propia. Punto.
Versión moderadamente conspirativa (vaya usted a saber si es verdad o no): Algunas teorías afirman que Tanto Marlowe como Frizer habían estado metidos en todo tipo de asuntos turbios, incluido el espionaje en favor de la reina Isabel I. ¿Fue la muerte de Marlowe un ajuste de cuentas? ¿La única manera de asegurar un silencio vital, quizás?
Versión muy conspirativa (complicada de tragar y digerir, pero hay gente pa' to'): La muerte de Marlowe coincide con la repentina y meteórica aparición de Shakespeare en el panorama teatral. ¿Fingió Marlowe su propia defunción usando a un muerto cualquiera -el cadáver estaba desfigurado por lo de la puñalada en el ojo- y así poder escapar de sus enemigos? Según esta teoría ("Marlovian Theory", si nos ponemos técnicos), Kit pasó el resto de su vida oculto y escribiendo obras que luego entregaba a William Shakespeare para que fueran representadas.
La más moderna y célebre encarnación de Marlowe en la pantalla: Rupert Everett en la película "Shakespeare in Love".
"Música a cuento de..." aquellos tiempos en que el pueblo analfabeto y maloliente se entretenía con los más selectos bocados de la cultura. (Ahora, es un poco al reves, ¿verdad?) ¿Qué tal la preciosa "Non nobis, Domine" que Patrick Doyle compuso para la adaptación al cine de "Enrique V" (de Shakespeare o Marlowe)? Imagine: Termina la batalla de Agincourt y el rey y su huestes recorren el medieval campo de batalla sembrado de cadáveres.
Por cierto, si echa de menos a los Templarios de rigor en toda esta ensalada, no sufra, que aquí están: "Non nobis, Domine" era su lema...
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