Fíjese, por ejemplo, en William Shakespeare. A partir de la vieja trama de la parejita desdichada de amor imposible, creó a un par de personajes inmortales que la mayoría de los mortales considera como los amantes por antonomasia. La historia o los nombres (ya eran "Romeo y Julieta" antes de Shakespeare) eran lo de menos. Lo importante es cómo se narró, el toque personal y genial. ¿Me sigue?
¿Ha oído hablar de Houdini? Sí, el maestro del escapismo. ¿Alguna vez se ha planteado de dónde sacó un nombre tan raro? Pues, sencillamente, se lo copió a Robert Houdin, revolucionario mago francés del siglo XIX. Curiosamente, el imitador acabó siendo más famoso que el original. Y, para rematar la cuestión, los trucos y las rutinas creadas por ambos han sido, son y serán versionados por magos de todo el mundo.
Conclusión, deje de buscar la originalidad absoluta y combine a su estilo lo que los grandes maestros del pasado le dejaron de regalo.

¿Novela histórica con pérfidos templarios varios? ¡Eso ya lo hizo Sir Walter Scott en 1819!
La "Música a cuento..." que nos acompaña hoy es "Júpiter" perteneciente a la célebre serie "Los Planetas" creada por el británico Gustav Holst. La composición fue abiertamente copiada por Bill Conti para la banda sonora de la peli "Elegidos para la Gloria".
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