Política es el derecho que todo ser humano tiene de opinar sobre cómo se debería regir su bloque, su barrio, su país o el mismísimo universo. No es un derecho negociable, y discutir su legitimidad o atacar a los que lo ejercen de modo pacífico no es un asunto político, es una violación de los Derechos Humanos. Así pues, que nadie se confunda.
Mucho me temo que el silencio ya está comprado con metales aún más preciosos que el oro, la plata y el bronce. Mucho me temo que se soltarán las palomas de la paz, se cantarán los himnos de la concordia y se derramarán las lágrimas de la emoción como si nada estuviera pasando.
Y en defensa de tanta hipocresía, la absurda excusa de que "se pretende politizar el asunto". Perseguir a un periodista no es política, es represión; pegarle un tiro en la nuca a un ser humano no es política, es un asesinato. Los españoles, tristemente, sabemos un poquito de todo esto.
China tiene una oportunidad de oro para demostrar que las cosas están cambiando en materia de Derechos Humanos. ¿La aprovechará o no pasará de la ronda clasificatoria?
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