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martes, 4 de marzo de 2008

No entiendo a los borrachos (tampoco cuando me hablan).

Hubo una época en que fui un auténtico Talibán de lo de ser abstemio. Ni en bodas, ni tampoco por Navidad. Dando la nota sin probar ni gota. Ahora no soy tan férreo con el tema. Brindo, me tomo el culín reglamentario, pongo cara de asco y me pregunto qué demonios le encuentran.

Que cada cual haga lo que quiera, ¡faltaría más! Pero me pregunto qué tendrá de divertido eso de adormecerse voluntariamente el cerebro e ir dando voces en zig-zag por la calles. Me pregunto si merecen la pena las vomitonas o el intenso dolor de cabeza que todo esto trae de postre. Ya ve, me hago muchas preguntas, y sé quién tiene la respuesta. Pero yo no me atrevo a preguntarles.

Porque la respuesta la tienen unos señores y señoras para los que el alcohol dejó hace tiempo de ser divertido. Porque les ha fastidiado...déjate de eufemismos, Jackson...porque les ha jodido la vida.

Así que usted haga lo quiera, pero recuerde que no hay ex-alcohólicos, sino alcohólicos que no beben y, que día a día luchan por no volver a caer, porque saben que un paso en falso deshace años de camino. Y recuerde que el alcoholismo no da un preaviso. Te pilla poco a poco y un buen mal día te das cuenta de que te cazó y no te va a volver a soltar.

Y esto es lo que hay. No es una opinión, es un hecho.

El consumo de alcohol, tan sofisticado, gracioso y divertido...en un principio.

(Iluso Jackson, como si valieran de algo tantos sermones. Viernes, botellón y pedo. Bien lo sabes...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja que buena la foto daniel.
asi me voy a poner como apruebe la prueva de ingles en la pau (espero aprovarla)