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lunes, 3 de marzo de 2008

El Club de la Cochinada. (Un poquito de teoría y nostalgia del humor).

Un tal Groucho Marx dijo una vez, en entrevista televisiva: "Cualquiera puede decir algo guarro y sacar una carcajada, pero para decir algo limpio y hacer reír hace falta un humorista". Ahora, encuentre algún cómico actual que actúe sin decir tacos, hacer referencias complacientes al sexo y/o las drogas o meterse con los curas, y yo le regalo un perrito piloto.

Es duro decirlo, pero la muerte de la censura también supuso, en gran medida, la muerte del humor de calidad. En los años oscuros de la bota en el cuello y los tachones en el folio, las únicas armas que quedaban eran el ingenio y la creatividad. Pero ahora, ¿quién se va a molestar en exprimirse los sesos cuando hacer reír es algo tan sencillo como conjugar el verbo "follar" de manera compulsiva o soltar: "dicen que China está creciendo de manera acelerada, pero es mentira, porque las que me pasa a mí el cabronazo del Mohammed cada vez son más pequeñas"?

No estoy diciendo que no haya que tratar ciertos temas, de hecho, creo que resulta básico hacerlo. Pero con un poquito de clase y, sobre todo, con un muchito de ingenio.

"Reina un fresco general procedente de Galicia". Obviamente, la publicación de este chiste durante el Franquismo no es más que una leyenda urbana, pero es el tipo de humor que añoro.

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