Ser favorito no es ningún favor.

Me gustan esas luchas deportivas en las que uno no tiene nada que perder y el otro nada que ganar. Llámeme romántico pasteloso, pero adoro ir con los que van a perder seguro, y me encanta verles ganar.

Es por eso que nunca olvidaré una tarde de agosto lluvioso (para variar) en San Sebastián (el de los vascos, no el de los Reyes). Copa de Oro, prueba estrella del calendario. Yo, a un metro de aquellos potros, ¡qué potra la mía! (sigo siendo esclavo del juego de palabras facilón). El más llamativo, de puro bello y desafiante, sin duda, era "Balius". Favorito indiscutible, recién llegado de Francia para llevarse la copa y la pasta, sin romper a sudar. "¿Qué puede valer un bicho así?", pregunté al que entiende de esto. "De 600.000 a 1 millón de euros". ¡¡¡Jod...!!!

El presunto puro trámite se inició con un aplastante favoritismo en las apuestas para el soberbio "Balius". Se oía decir que el único interés de la prueba era conocer el nombre del segundo.

Recta final. Hora de la verdad sólo comparable a la de los toreros. "Newango", la gran esperanza nacional, y "Le Carnaval", fortísimos en cabeza. No pasa nada, la reacción de la apisonadora "Balius" llegará en unos instantes...¡Vamos, Balius!...¡Ataca ya!...¿A que espera el jockey?

Los electrizantes últimos metros entre "Newango" y "Le Carnaval" se resolvieron con triunfo de éste último. "Balius" pasó al momentáneo olvido. Sólo fue después del shock, la emoción y los vítores al héroe de la jornada, que me pregunté qué había pasado con el orgulloso corcel galo como Asterix. Quinto de seis.

Pese a la excusas surtidas del jockey de "Balius", la jornada tenía un claro triunfador, un terrible perdedor y a un servidor de ustedes, satisfecho con que, de vez en cuando, a lo perdedores también les toque ganar.

"Le Carnaval" se hace con la Copa de Oro de San Sebastián 2007 ante "Newango".