¿Toca sermón del padre Antidroga? No, ya he echado demasiados en mi vida, pero han sido de efecto limitado y de corta duración. Cada vez estoy más convencido de que es una guerra perdida.
Yo, ni catarlas, ni siquiera esas que son de banco municipal y colegueo. Lo mismo es que soy un aburrido o igual es que nunca me ha hecho falta. Sé reírme y ser feliz yo solito, sin que me ayuden, y cuando el menú de la vida traía consomé de amargura, me lo he bebido todavía caliente y sin rechistar.
No nos engañemos, ya sean esas que dan estatus social y prestigio a ideales de la muerte, ya sean las que van pavimentando el camino al cementerio a pobres diablos, las drogas -blandas, duras y de guirlache- están aquí para quedarse, siempre justificadas tras diversas máscaras: "es medicinal", "de algo hay que morir", "yo conozco a un tío que lo dejo"...
Mientras, gobiernos, fundaciones y agencias varias seguirán con sus estériles campañas, y los de siempre, los que miden a las personas por el dinero que les hacen ganar, cada vez más ricos. Quizás, sólo quizás, si su consumo se pintara menos divertido y glamuroso algunas cosas cambiarían.
Para partirse de risa
(Me parece que, a pesar de la palabra empeñada, he acabado soltando la charla. Perdón).
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