-Sí, pero no aquí.
-Es una pena. Me apetecía mucho saber qué hora es.
-Muy mal hecho. La hora se pregunta por prisa, no por capricho.
-Lo mismo decía mi tío abuelo Amadeo. Él se tomaba muy en serio lo de la hora de los demás.
-¿Ya no vive?
-No, le llegó su hora.
-Lo siento mucho.
-¿La muerte de mi tío abuelo Amadeo? ¡Si usted no le conocía!
-No, no tener hora.
-No se preocupe. En el fondo, el tiempo no me importa. Tengo tanto que hasta me permito el lujo de estarlo perdiendo ahora hablando con usted.
-Yo, en cambio, soy una persona muy ocupada.
-Entonces, ¿tiene usted novia?
-No, estoy libre.
-Entonces no diga que está ocupado, so mentiroso.
-Tiene usted razón.
-Sí, pero a mí lo que me gustaría es tener hora.
-¿Por qué no se compra un reloj?
-Es que me lo voy a comprar mañana, que han dicho en el telediario que va a dejar de llover.
-Bien pensado. Jamás hay que comprar un reloj con mal tiempo.
-Por cierto, no me he presentado. Me llamo...
-Deje usted que lo adivine. Se llama Horacio.
-¡Asombrosamente correcto! ¿Cómo lo ha sabido?
-He tenido una corazonada.
-Habría preferido que hubiera tenido un Casio.
El reloj que jamás falla. En beneficio de los damnificados por la inoperancia del gremio de profesores de inglés, me permito recordar que "NOW" es "ahora" en la lengua de Shakespeare y Victoria Beckham.
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