Buscar en Mundo Jackson

viernes, 9 de noviembre de 2007

Drácula, ese hombre.

Todo el mundo ha oído hablar de Drácula. Ya saben, el único rumano cuyo apellido no acaba en "escu". Vivía feliz en su castillo de Transilvania, hasta que un día se decidió a exportar el vampirismo a Inglaterra. Chico emprendedor.

Se puso en contacto con una agencia inmobiliaria, que le envió a un joven empleado con la misión de concretar los detalles de la venta. Mientras revisaba el contrato, Drácula empezó a dudar sobre quién le iba a chupar la sangre a quién.

Culminada la gestión, Drácula tomó un barco y se plantó en Londrés, no sin antes haberse puesto las botas a costa de las venas de la marinería. Uno hace cualquier cosa para matar el tiempo durante las largas travesías. En la capital del Támesis, Drácula se dedicó a ir chupando yugulares a diestro y siniestro (bueno, la verdad es que esto es más siniestro que diestro) hasta que se hartaron de tanta juerga y contactaron con van Helsing, pues bien es sabido que tanto las plagas de vampirismo como las sequías goleadoras se combaten contratando a un holandés.

Aprovechando que era invierno, época en la que es bien sabido que los pobres vampiros están que se caen de sueño por las pocas horas que pueden dormir, van Helsing le tendió una emboscada y le clavó una estaca de madera en el corazón. Pese a lo rápido que llegó el SAMUR y los esfuerzos del departamento de cardiología nosferática de la Royal Infirmary, las heridas de Drácula resultaron incompatibles con la vida eterna y el Prícipe de la Noche acabó en un ataúd. Fue su velatorio de lo más emocionante, pues, para no perder la costumbre, el finado se levantó en siete ocasiones, dos de ellas para ir al servicio.

Olvidada bajo un manto de musgo y basura inorgánica en un anónimo cementerio de Londres encontramos su tumba, con una sencilla inscripción: "Aquí yace el Conde Drácula. Si no estoy, dejar recado en la tumba de al lado".

Drácula y Batman mantienen una larga y agria batalla legal por el copyright del murciélago.

(Supongo que con tanto "chupar", hay gente que estaba esperando el chistecito fácil, grosero y efectista. Lo siento, quizás en otra ocasión).

No hay comentarios: