-Pero, ¿cómo que se ha hundido?
-Ya ve, cosas de la Bolsa.
-Pero, ¿no era un valor seguro?
-Hombre, en la Bolsa...Ya se sabe...Seguro, seguro, no hay nada.
-¡Pero si tenía hay metido todo mi dinero!
-¿Pero no le aconsejé que diversificara sus inversiones?
-¡Pero es que era un valor seguro!
-Ya le digo que en la Bolsa, seguro del todo no hay nada.
-¿Y qué hago yo ahora?
-No sé. Yo soy asesor bursátil, de salir de ruinas no sé mucho.
-¡Oiga, no le consiento que encima se burle de mí!
-No es burla, es lo que hay. No obstante, si tiene usted activos inmobiliarios, quizás sea el momento de recurrir a su venta.
-¿Activos inmobiliarios?
-Sí, hombre, que hipoteque su casa.
-¡Pero si ya lo hice para conseguir dinero para la dichosa inversión tan segura que decía usted! ¡Todas las casas y el dichoso chale hipotecados!
-¡Qué manía, que seguro no hay nada en Bolsa! En cualquier caso, me temo que una visita urgente al director de su banco es absolutamente indispensable.
-¿El director de mi banco? ¡El mamón de Sañudo...! Usted no querrá un coche, ¿verdad? Se lo dejo tirado de precio.
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