Buscar en Mundo Jackson

viernes, 6 de marzo de 2015

Lolo (2).

La postura era ridícula, el esfuerzo era loable pero estéril. En resumen, que Lolo estaba sudando la gota gorda para nada una tarde más.

-¿Por qué no lo dejas, cariño? ¿No escuchaste al profe? ¡Que vas a aprobar igual!

-Nadie puede aprobar sin hacer la voltereta.

-¡Dichosa voltereta del demonio! ¡Veta a jugar al parque con tus amiguitos!

Caso omiso, más postura ridícula, más resoplidos, el mismo fracaso.

En fin, ya se cansaría. Aquella madre tenía otros problemas de los que preocuparse.

-Esto, señora, picar y a ver qué encontramos...

¡Genial, dichosas cañerías!

Marcelino, el fontanero del barrio, sería uno más de la familia por unos días. Son cosas de las reparaciones del hogar.

-¿Qué haces, chaval?

-La voltereta.

-¡Pero si no te sale!

-¡Ya sé que no me sale, joder!

-¡Bueno, bueno, tranqui, chaval, no te pongas nervioso!

-¿Cómo quiere que no me ponga nervioso si no me sale esta mierda?

 -Pero si es que lo haces mal, chaval.

-¿Y usted qué sabe? ¿Es acaso profesor de gimnasia?

-No, pero se ve que lo haces mal.

-¿Y a usted le sale?

-¡Pues claro, hombre, mira!

Sin duda ya no había sido tan brillante como habría resultado dos décadas atrás pero, con mono y todo, aquello fue -indiscutiblemente- una voltereta. El niño se quedó con la boca abierta, Marcelino sonrió.

-¿Quieres que intente enseñarte?

-Pero si el profe no ha sabido...

-¡Pero es que ese profe sólo sabe hacer chapuzas, en eso yo soy el especialista!

No hay comentarios: