-¿Qué diablos es eso?
-Elvis Presley.
-¡Ya sé que es el maldito Elvis Presley! Pero, ¿qué hace sonando a las 4 de la mañana!
-No sé. Voy a mirar, Jimmy.
-Sí, averigua quién es el cabrón que pone música a estas horas, y encima a ese imbécil de Presley. ¡Odio a Presley! ¡Sea quien sea se va a llevar un castigo de los buenos!
-OK.
El agente Jimmy Kavaolakis tomó un trago de agua. Bastante desagradable era estar de guardia una calurosa noche de agosto como para encima tener que soportar que algún interno chalado revolucionara a toda la galería poniendo ese ruido llamado rock.
La música paró de golpe y, poco a poco, también las protestas de los presos. Se oyeron los pasos del agente que volvía a la garita de control.
-¡Jimmy!
-¿Dime?
-Adivina...Lo deberíamos de haber supuesto. ¡Era el malpardio de Brady!
-¿Brady?
-Sí, parece que por fin, después de tantísimo tiempo, ha logrado que esa radio por piezas del demonio funcione.
-¿De veras? ¡Ja, ja, ja!
-¿De qué te ríes, Jimmy?
-¡Es la música de Elvis, que siempre me levanta el ánimo!
-¿Qué hacemos con Brady?
-Bah, ha apagado la radio y eso era lo importante. ¡Vamos a dejarlo estar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario