Alertado por el ruido de voces, carreras y golpes, el señor dejó de leer la prensa de la tarde y se dirigió hacia la ventana de su despacho.
"¡Ramírez, apague la luz, que esos hijos de puta suelen tener buena puntería!"
Cumplida la orden, el señor abrió la cortina lo justo para poder contemplar el panorama.
-¿Ocurre algo grave, señor?
-No, Ramírez, no más que otras veces, al menos. Tranquilo, la tormeta pasará, como siempre ha pasado. Las aguas volveran a su cauce, y usted y yo seguiremos aqui. O, por lo menos, yo. Y si no estoy aquí, estaré en un sitio mejor. ¡Y no me ponga esa cara de preocupación, coño, que ya sabe usted que nosotros la fidelidad la valoramos! Algo saldrá, descuide.
-Gracias, señor.
-Es curioso, ver desde un sitio seguro cómo la gente se pega es divertido, mucho. Al fin y al cabo, por eso se va al boxeo, ¿no? Para contemplar cómo se agreden mutuamente dos personas que ni se conocián hace diez minutos ni se volverán a ver jamás, que no tienen nada personal el uno contra el otro.
-Sí, señor.
-Yo, por mi parte, no soy violento. Sólo la gente que no ha leído un libro en su puta vida y los que han leído demasiados sin entenderlos son violentos, ¿sabe?
-Si usted lo dice.
-¡Pero la verdad es que hoy son unos cuantos! ¿No tienen nada mejor que hacer un lunes?
-Es lo que tiene estar parado, señor, que deja mucho tiempo libre.
Ramírez se arrepintió de la frase en el mismo instante en que la terminaba.
-¡Pues que hagan cursillos de formación, coño! Y usted, Ramírez, no se pase de listo, que igual me toca retirar lo que le he dicho antes.
-Perdón, señor, no era mi intención.
En ese momento, sonó el teléfono.
-Es el presidente, señor.
-Trae...Manolo, ¿qué pasa, coño? Na...Lo de siempre...Tranquilo, todo controlado...Sí, ya tengo a los cabellizas localizados...Sí, exacto, contactaremos con ellos y les meteremos en la rueda, sin problemas...¡A todos estos se les cura muy rápido el afán revolucionario en cuanto les ofreces un par de subvenciones, publicarles un libro y colaboraciones con medios de comunicación! "No me he vendido, he crecido ideológica e intelectualmente", les deberíamos tatuar esta frase en el culo a esa gentuza, es su favorita.
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