La Voz de la Calle es el Grito del Pueblo.

Sebastián tomó su pesada cámara y la cargó en el maletero del automóvil. Nacho ya le esperaba al volante.

-¿De qué tenemos que hacer la encuesta?

-Lo que se piensa en la calle de la ley esa que quieren aprobar.

-Ya, ¿y qué tiene que pensar la susodicha calle?

-¡Joder, macho, pareces nuevo!

-Muy en contra.

-Claro, hombre.

-¿Metemos a alguien a favor, aunque sea en plan tibio? Lo digo para que no se nos vea mucho el plumero.

-¿Para qué? El plumero se nos ha visto bien clarito desde un principio. De hecho, la gente que nos ve es porque le encanta nuestro plumero. Es mejor no correr riesgos, ya sabes cómo las gasta "El Calvo".

-Tienes razón. ¡Todo el mundo se opone muy enérgicamente!

-Exacto.

-Hacemos el grupito de costumbre, ¿no?

-Sí, la señora de mediana edad, el jovencito con pinta de universitario, el ama de casa, el entrañable jubilado y el atractivo profesional liberal.

-¡Pues venga, al ataque!

*     *     *

-¿Y cuándo sale esto, joven?

-Pues...Es que no es seguro que lo saquemos.

-Ah, bueno, yo estaré pendiente de su cadena, por si acaso, aunque algunas cosas que dicen ustedes no me van.

-Muy bien, señora, así me gusta, que nos vea usted. Hala, adiós.

-Jo, macho, a mí me da pena no sacarla, ¡con lo ilusionada que está!


-¿Tú estás loco? ¡Si metemos en el noticiario lo que nos acaba de soltar, "El Calvo" nos persigue hasta la frontera con un cuchillo jamonero!

-Tienes razón...En fin, ya lo borro...¡Jo, con la pinta de afín que tenía la señora, vaya sorpresa que nos hemos llevado con ella!

-¡Ya te digo! Bueno, probemos con ese fulano de ahí. ¡A ver si hay suerte!

-A ver, y recuerda: "La Voz de la Calle es el Grito del Pueblo"