Buscar en Mundo Jackson

lunes, 28 de marzo de 2011

Identificator (Los Profes y Los Nombres).

Una de las pequeñas grandes dificultades de esto de ser profesor es la cantidad de nombres con cara que te tienes que meter en la cabeza.

Cada año, unos 55 nuevos fichajes llegan a mis listas, y se espera de mí que los domine a la mayor brevedad posible.

Loa hay que se tarda minutos, porque el primer día de clase ya están postulándose a "pelmazo charlatán del año". E incluso puede que ya los conozcas de antes, porque viene precedidos de una fama (las famosas "famas" escolares), que, en demasiadas ocasiones, es más que merecida. No obstante, conviene recordar que las famas, al igual que se ganan, se pierden, y que existen chicos que maduran y cambian a mucho mejor (lo crea o no).

Los hay que se tarda más, porque, injusta que es la vida, si uno es calladito y aprueba sus exámenes siempre pero sin deslumbrar, al profesor le va a costar mucho aprenderse tu nombre (soy testigo de cargo de está acusación).

Mención aparte merece el tema de los hermanos. Un consejo, futuro profesor: Vas a acabar llamando a todos los hermanos como al mayor. No intentes luchar contra ello, en absurdo. Uno se limita a sonreír incómodo y pedir perdón. El alumno también sonríe forzado, te dice que no pasa nada, y, para sus adentros, se acuerda de toda tu familia. (No obstante, desde aquí hago un llamamiento para que esos padres que se obstinan en bautizar a sus cuatro hijos como "Alejandro", "Alberto", "Álvaro" y "Alfonso", depongan sus actitud, o se atengan a las consecuencias de que pase toda la vida confundiéndolos).

Y, para colmo de males, hay muchachos que (se lo garantizo) tienen cara de llamarse X, por mucho que sus padres no se percataran de la evidencia y los llamaran Y. Lo siento mucho, pero, insisto, hay chicos que tienen una cara de llamarse "Gregorio" que tira de espaldas, y uno no puede evitarlo.

Remate de la faena son los nombres compuestos surtidos, lo que hace que tengas un "José Manuel", un "José María" y un "José Miguel", y los nombres repetidos, que te fuerzan a tirar de apellido. Y, por pura y obvia "Ley de Murphy", estos chicos que se llaman igual tienen siempre apellidos parecidos y comunes, lo que te hace lidiar con "Andrés Fernández", "Andrés González" y "Andrés López" en un mismo grupo.

¿Qué? ¿Todávía quiere usted hacerse profesor?

No hay comentarios: