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jueves, 30 de diciembre de 2010

Bar Hermanos Riera (Tapas y Raciones).

Aquella parte de la ciudad está considerada como bastante conflictiva, aunque, sin duda, nada hay tan peligroso por allí como las raciones del Bar Hermanos Riera. En especial, las infames "Patatas Licuadora" (si desea catarlas -bajo su responsabilidad- pida "Patatas Bravas". Lo de "licuadora" se lo puso un insensato que osó probarlas, y pagó durante toda la noche su audacia).

Tomás, el mayor de los Riera, siempre niega airado tales afirmaciones, e insiste en que su "ración de bravas" es la mejor de la ciudad, y que el problema es que hay "mucha gente de digestión cobarde". Martín, el Riera mediano, apunta que el problema es que la competencia les tiene mucha envidia. (Hay un tercer hermano, pero, por razones obvias, desea mantener el anonimato, dejando claro, eso sí, que el tiene un puesto de frutas en un mercado y no tiene nada que ver con sus hermanos o su bar).

La competencia replica que en "Hermanos Riera" tienen todos los registros menos el sanitario: la Policía Municipal dos o tres veces por semana ("Eso no es nuestro, no sabemos de dónde ha salido", dicen los Riera), la Nacional por lo menos una vez al mes, la Judicial de cuando en vez, e incluso el Servicio de Protección a la Naturaleza ha efectuado alguna que otra visita ("¿Cómo iba yo a saber que esos bichos estaban protegidos?", argumentó Tomás Riera cuando le sorprendieron dando lince por liebre).

En resumen, que Hermanos Riera es su destino de tapeo si desea intoxicarse, o acabar con las manos sobre el mostrador, las piernas abiertas y el carné de identidad en la boca.

Aparte de eso, los refrescos no están malos, siempre y cuando se asegure de que le abren el botellín en su presencia y se traiga usted el vaso de casa.

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