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miércoles, 17 de febrero de 2010

Pistas para Bromistas Telefónicos. (Y Cuelgue).

Personalmente, yo soy poco amigo (más bien, muy enemigo) de la broma telefónica. Creo firmemente que uno tiene que dar la cara para que se la puedan partir (si procede).

No obstante, he aquí algunas ideas para los aficionados al género:

-Consiga el número de algún escritor de esos sobre los que muchos escriben, pero a los que nadie lee, (ya sabe, esos que se supone que son muy buenos, pero que nadie tiene las narices de confirmar la suposición), llame y pregunte por él con un tono muy formal y poniendo un marcado acento nórdico (entre sueco y noruego, para ser precisos). Cuando le diga, empapadito de nervios, "soy yo, ¿es usted de los Premios Nobel?", replique "No, soy de IKEA. ¿Recibió ya nuestro catálogo?"

-Llame a información telefónica y hágales preguntas del tipo "¿quién invento el teléfono góndola?" o "¿Cuál es el cable telefónico submarino más largo del mundo?"

-Comunique con cualquier Ministerio y, haciéndose pasar por un alto funcionario, reprenda severa y firmemente al funcionario de turno por estar en su puesto de trabajo en vez de desayunando.

-Telefonee a las oficinas del Club Atlético de Madrid haciéndose pasar por un estudiante norteamericano despistado y pídales información sobre sus nueve Copas de Europa.

-Marque un número cualquiera y finja que llama para detener una ejecución inminente. Agobiese mucho: "¿Cómo que eso no es una cárcel? ¿No es el 912343234? ¡Ay, Dios mío, que lo matan, que lo matan! ¡Esto me pasa por anotar los números deprisa y corriendo! ¿Y usted no sabrá si hay alguna cárcel que tenga el número parecido?"

Esta última es humor negro oscuro y, afortunadisimante, ya no se puede gastar en España.

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