No obstante, he aquí algunas ideas para los aficionados al género:
-Consiga el número de algún escritor de esos sobre los que muchos escriben, pero a los que nadie lee, (ya sabe, esos que se supone que son muy buenos, pero que nadie tiene las narices de confirmar la suposición), llame y pregunte por él con un tono muy formal y poniendo un marcado acento nórdico (entre sueco y noruego, para ser precisos). Cuando le diga, empapadito de nervios, "soy yo, ¿es usted de los Premios Nobel?", replique "No, soy de IKEA. ¿Recibió ya nuestro catálogo?"
-Llame a información telefónica y hágales preguntas del tipo "¿quién invento el teléfono góndola?" o "¿Cuál es el cable telefónico submarino más largo del mundo?"
-Comunique con cualquier Ministerio y, haciéndose pasar por un alto funcionario, reprenda severa y firmemente al funcionario de turno por estar en su puesto de trabajo en vez de desayunando.
-Telefonee a las oficinas del Club Atlético de Madrid haciéndose pasar por un estudiante norteamericano despistado y pídales información sobre sus nueve Copas de Europa.
-Marque un número cualquiera y finja que llama para detener una ejecución inminente. Agobiese mucho: "¿Cómo que eso no es una cárcel? ¿No es el 912343234? ¡Ay, Dios mío, que lo matan, que lo matan! ¡Esto me pasa por anotar los números deprisa y corriendo! ¿Y usted no sabrá si hay alguna cárcel que tenga el número parecido?"
Esta última es humor negro oscuro y, afortunadisimante, ya no se puede gastar en España.

No hay comentarios:
Publicar un comentario