La tecnología tiene mucho de observación e imitación de la naturaleza.
Algunos animales llevan miles y miles de años localizando y cazando a sus presas sirviéndose del calor que éstas emiten. Los seres humanos aprendieron a hacer lo mismo durante la segunda mitad del siglo XX.
Para honrar ese lazo entre lo natural y lo artificial, los norteamericanos inventores del misil guiado por calor lo bautizaron "Sidewinder", nombre de una especie de serpiente de cascabel que habita los desiertos del sur de Estados Unidos, y experta "cazadora por calor".
Y, como tanto la ciencia como la naturaleza son sabias, los similitudes entre la carne y el metal no acabaron allí.
La "sidewinder" (algo así como "serpenteadora lateral") debe su nombre a su particular modo de desplazarse, zigzaguendo sin prácticamente tocar las ardientes arenas donde habitan (otro buen ejemplo de adaptación vital). Pues bien, al disparar su tocayo misil, éste no salía directo hacia su objetivo, sino que, por efecto mismo de su sistema de guía, iniciaba su camino con unos movimientos serpenteantes. Como una "sidewinder", como lo que era.
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