Es la broma máxima y, de hecho, me sorprende que ninguna televisión se la haya gastado todavía a un rostro popular. (Quizás lo ha hecho, y yo no me enteré).
Imagine: un aeropuerto cualquiera, llegada de un famoso o "famoso colateral"; éste, gesto tenso, casi tanto como el enjambre de seguridad privada que le rodea, entonces franquean la puerta que separa a los viajeros de los mortales y allí...absolutamente nadie. Ni flashes, ni micrófonos, ni gritos, ni empujones...sólo la nada social.
Los realmente grandes en lo suyo, pondrían gesto de cierta extrañeza, y se encaminarían al coche con la sonrisa en marcha.
Pero muchos, muchos más (precisamente, esos que afirman llorosos que la prensa no les deja vivir), se pondrían nervioso de la histeria. ¿Dónde están los medios? Girarían de inmediato el rostro a su representante. ¿Les confirmaste que venía en el vuelo de las 5?...El manager, también carne de pánico, ya está móvil en mano.
Y entonces, "inocente, inocente", surgiría la multitud escondida. La celebridad en cuestión, aplaude con carcajadas aliviadas, muy aliviadas.
Porque, digan lo que digan, salir en la foto...eso es lo que cuenta.
Si usted garantiza la foto, en especial si la ocasión es elitista o solidaria (paradojas de esta sociedad paradójica), allá acudirán políticos, actores, cantantes...como moscas a la miel (o la mierda).
La foto, la dichosa foto...
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