Patean el recalentado asfalto de la ciudades, con el gesto altivo y una bolsa de pipas en la mano, lanzando las cáscaras al vació como quien escupe metralla. Son lo reyes de la jungla urbana, los leones del reino animal y veraniego.
Pero, mejor no acercarse, que están todos de gimnasio y mucho. Contémplelos, admírelos incluso, desde una distancia prudencial. Con un poco de suerte y paciencia, será testigo de cómo la tranquilidad amodorrada de la tarde estival se ve reventada por el "chun...chun...chun...chun-chun-chun" de su teléfono móvil. "¿Qué pasa, loco?", le oirá decir, con tono arrastrado, nasal, ronco y un tanto lobotomizado.
Eso es que le ha llamado otro de su misma especie.

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