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martes, 17 de marzo de 2009

Perdiendo el Tiempo (con Solemnidad, eso Sí).

El tiempo es un muro, franqueable -pero despacito-, que a menudo nos separa de nuestros objetivos. Es, por tanto, básico saber perder el tiempo; desarrollar esta destreza con el mimo y dedicación que cualquier arte demanda.

Aprendan de los maestros entre los maestros: los porteros de fútbol. Dominan a la perfección las diferentes suertes de esta disciplina: ese echar la prolongada, histriónica y superflua bronca a los centrales porque un contrario ha rematado a quemaguantes y a las nubes; esa "carrerrillus interruptus" al ir a sacar de puerta; esa lesión tras choque fortuito...

Aunque, las cosas hay que admitirlas, seguramente los verdaderos maestros entre los maestros son los maestros. Ese ir a buscar tiza por lo pausado, ese pasar lista aunque no haya un pupitre vacío, ese repaso innecesario de los tiempos verbales imperfectos...Todo con tal de que llegue la campana salvadora.

Ironía de la ironías. Los viejos, los que menos tiempo tienen en la recámara vital, no pierden el tiempo, sino que, directamente, se permiten el lujo de matarlo. Sin duda, un pre-venganza, puesto que, seguramente no dentro de mucho tiempo, será el propio tiempo quien los mate.

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