Hospital del Norte, porque a las ciudades se llega siempre por el norte y este mundo es poco más que una ciudad de paso para todos, desde los mendigos ateos a los Reyes Católicos.
Mamá hecha trizas, papá que le trae rosas y bombones (si es el primero) y la tía-abuela Ernestina con una cuna horrible que compró en Baunatal. Mientras su marido, que es clavado a don Manuel de Falla, permanece sentado mirando por la ventana.
Tres añitos de rey de la casa y Marqués de la Valdavia, hasta que un día deciden que hay que educarte, y te llevan al colegio. Y llenan tu vida de cuentos de los que jamás seguirás la Moraleja y visitas a La Granja escuela.
La primaria es aún peor, más incluso ahora, que a comentar algo en clase le llaman "Ronda de la Comunicación". Todo lo que sacarás en limpio de seis años son Las Tablas para salir airoso de la secundaría, con sus ecuaciones, sus capitales de países bálticos y la dichosa batalla de Montecarmelo.
Si el colegio es de curas o monjitas, también te habrán hablado de tres cruces como Tres Olivos clavadas en el Monte Calvario. Inútil en la mayoría de los casos, pues el adolescente prefiere pasar la mañana del domingo paseando por Fuencarral con la curvilínea Begoña a ir a misa de 12 y aperitivo.
Cita más fácil de cumplir es la de los domingos alternos en Chamartín. Real Madrid: veteranos, noveles y fichajes internacionales que jamás tuvieron ficha ni Plaza de Castilla. Desde los chicos del barrio hasta los chavos de Cuzco, todos sueñan con pisar el verde del Santiago Bernabéu.
Pero la vida no para. Da igual que le intentes dar esquinazo por la universidad o los cursos varios, el trabajo siempre te acaba capturando. Exitosos opositores que llegan Nuevos, Ministerios misteriosos son su lugar de empleo; médicos herederos (más o menos brillantes) de don Gregorio Marañón o el ladino Alonso Martínez, abogado que indistintamente visita el Tribunal en calidad de defensor o de defendido.
Esa chica con la que te acostumbras a echar la tarde en el césped de Plaza de España y que acaba llevándote al altar como si fueras un Príncipe Pío, cuando tú afirmabas pasar de los curas y sus historias. La misma chica que, en la cursilería del momento, te dirá que os vais a lanzar juntos al "Lago de la paternidad".
Dos críos, un perro, un adosado y una hipoteca vitalicia envolviéndolo todo. ¿Cuándo empezaste a perder el control de la situación, "Batán"? No te preocupes, que tu mujer está buscando una Casa de Campo, que ya todas su amigas tienen.
Pasarán los años, el niño ya no deja que su mamá le eche Colonia, Jardín con muchos candidatos a regarlo es la niña. Parpadeas, y él se va de casa porque entró a trabajar en una compañía de Aviación Española (de personal de tierra, no te hagas ilusiones) y ella se casó con un ingeniero de Dakota del Sur que conoció en Munich.
Tú ya estás viejo, y todo lo que ilusiona en esta vida es leer el diario, tirarte Cuatro Vientos en el sofá después de comer y dormir.
Hasta que un buen mal día, o viceversa, el eminente doctor don Joaquín Vilumbrales dice que por ese sujeto cascado y pellejo no queda nada que hacer se pueda y te vas de esta ciudad de paso que es el mundo por la Puerta del Sur.
1 comentario:
Jaja, veo que has seguido con tu plan de hacer cuentos de estaciones de metro. Y mira que es difícil, ¿eh?, sobre todo con estas gallardonianas y largas líneas que tenemos ahora. Por cierto, "esa chica con la que te acostumbras a echar la tarde en el césped de Plaza de España", ¿recuerdos de tus días de estudiante?
Ooops, que es tu cumple. Ahorita mismo te llamo.
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