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sábado, 12 de julio de 2008

Marty Feldman: Mucho más que una cara rara.

Por si no se ubica, Mary Feldman es Igor (se pronuncia "Aigor") del "Jovencito Frankenstein". Pero este multimedia del humor existió más allá de ese par de ojos saltones, fruto combinado de una enfermedad del tiroides y una chapuza de quirófano posterior a un accidente de coche.

Comenzó en su Inglaterra natal como exitoso guionista de programas de humor para la radio, para pasar luego a la televisión, primero escribiendo guiones y luego delante de la cámara. Allí coincidió con los futuros montypythonianos John Clesse, Michael Palin o Graham Chapman. Todos ellos reconocen agradecidos cómo Feldman influyó en su disparatado humor.

Fue también en su faceta de actor donde pudo explotar su innato talento para la comedia muda y visual, a imagen y semejanza de su gran ídolo Buster Keaton.

El siguiente paso fue el salto a Estados Unidos, primero en la tele y, por último, su llegada al cine de la mano de Mel Brooks y sus parodias. Nunca estuvo más alto.

La próxima parada de un tranvía llamado éxito fue la dirección de películas. Pero aquí las cosas no rodaron como todos esperaban y no fue capaz de crear ninguna obra digna de recuerdo.

La muerte le tendió una impepinable emboscada al corazón en Méjico en 1982. Se encontraba rodando una comedia llamada "Yellowbeard". Era su reencuentro con aquellos dos jovencitos empapados de talento de apellidos Cleese y Chapman, ya convertidos en iconos del humor.

Marty Feldman está enterrado en Los Angeles, cerquita de Buster Keaton.

Quizás, su físico le quitó más de lo que le dio.

"Música a cuento de..." seres humanos y bellos que nos hacen reír y pensar. "El Ascenso de la Alondra" de Vaughan Williams.

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