Durante la Segunda Guerra Mundial, había un bando que consideraba a las personas de raza negra inferiores e indignas de mezclarse con los blancos. El otro bando eran los nazis.
Para Lee Archer, como para el resto de afroamericanos, aquella guerra parecía una cuestión de luchar por los racista de casa contra los racistas de fuera. Al fin y al cabo, mejor lo malo conocido que lo peor por conocer.
Lee quería luchar desde el aire, pese a que muchos dentro de su propio ejército consideraban que el color de su piel le hacía demasiado bobo para manejar un avión. Era cuestión de demostrar lo contrario.
El camino empezaba en Tuskegee (Alabama), donde estaba la escuela de vuelo para cadetes de raza negra. Se había creado de modo experimental para demostrar que eran absolutamente incapaces de volar. Pero lo único de salió de allí fueron casi 1000 pilotos, muchos de los cuales volaron misiones de combate en Europa; algunos ganaron medallas, mientras que otros se dejaron la vida.
Lee fue el número uno de su promoción y fue de inmediato destinado a uno de los escuadrones (exclusivamente negro) con base en Italia. Allí voló 169 misiones de combate y derribó a 5 cazas alemanes. Aunque eso, en el fondo, era lo de menos. Lo importante fue que él y sus compañeros les restregaron a los racistas toda su ignorancia por la cara.
Lee Archer y sus colegas eran los "Ángeles de Colas Rojas". Así los llamaban por el color del que pintaron sus aviones. Cualquier tripulante de bombardero norteamericano -por muy racista que se declarara- quería su compañía sobre la Alemania infestada de cazas, porque, cuando ellos te protegían, era más probable volver sano y salvo a la base.
"Música a cuento de..." la lucha por la igualdad: "Swing Low, Sweet Chariot" nos evoca la rabia y el dolor, pero también nos habla de esperanza y de lucha.
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