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sábado, 17 de mayo de 2008

Café para todos. (España con leche).

No importa la hora y/o el lugar. En España siempre hay un sitio donde tomarse algo. Ya puede usted visitar el más recóndito rincón de Castilla; ese pueblo de cuya existencia ni el Cid ni Machado jamás supieron; apenas cuatros casitas medio en ruinas, sin farmacia ni kiosco, que siempre encontrará ese cartel promocional de Coca-cola que reza: "Bar Matías".

Las suertes de la barra y la mesa reservan para la mañana y las primeras horas de la tarde el consumo del café, acaso con bollería.

El café es el momento de la confidencia. La gente queda a tomar café para encajarle todas sus grandezas y sus miserias a un amigo o, simplemente, para ponerse al día de la vieja relación descuidada durante demasiado tiempo.

Café, café...Al español de verdad, le corre el solo de máquina por la venas. Y es que un español perdona la ofensa, la injuria y hasta la tradición más cobarde y dolorosa, pero jamás perdonará el café del mediodía.

España es un país al que el fin del mundo le sorprenderá tomando café.

"Música a cuento de..." café. Pues esas "Memorias de África" de don John Barry. Aroma añejo de plantación cafetera.

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