Todo el mundo odia las colas, pero, ¿se metería usted a un espectáculo si no hubiera nadie esperando para sacar su localidad? Eso no quita que uno refunfuñe y se enfade: "¿Es que toda esta gente no podía haber venido otro día?". Lo mismo piensan ellos de usted.
Sea purista a la hora de hacer cola. Pida la vez y aproveche la espera para entablar una amistad de usar y tirar. Hable de temas intrascendentes, recurra a lugares comunes o simplemente exclame, pleno de aplomo y dirigiendo la mirada a toda la gente que aguarda detrás de usted: "Deberían abrir otra ventanilla". Si la gestión es oficial, critique al gobierno de turno ("esto lo tenían que tener mejor organizado") y haga extensible sus reproches a la totalidad de su gestión.
De ser la espera más prolongada de lo admisible, (cuente las veces que usted se ha salida de la fila, ha visto el panorama y ha resoplado. A partir de 10, peligro), es posible que se caldeen los ánimos y alguien, a la voz de "esto en una vergüenza", se erija en improvisado Espartaco rebelado contra la administración. No le siga. Su gestión va a ser igual de lenta, y le puede caer un porrazo del guarda de seguridad de turno.
Lo que si es aconsejable es emplear el tiempo en tener todo listo para cuando llegue la hora de la verdad. No hay rabia mayor que esa señora (torpe de tinte y maquillaje) que, sabiendo que le van a pedir la documentación, no la tiene preparada. Rebusca en el bolso, saca un monedero de esos cuajaditos de recuerdos foto-matón, extrae trabajosamente el carné de su funda y lo presenta. Se debe evitar, igualmente, el parloteo inútil y achacharado con el funcionario de turno. Amigos, agilidad ante todo.
Por último, vigile a los practicantes del avieso arte del colarse. Los hay más brutos y los hay más refinados, pero todos persiguen su fin con la misma dureza de rostro. Especial atención a los que van pasito a pasito introduciéndose o los de "sólo voy a preguntar si este papel me hace falta". El preceptivo atajar su ataque con el abucheo reglamentario y un "¡oiga, no se cuele! ¡A la cola como los demás!".
Algunas colas se hacen por verdadero vicio. ¡Espere sentado para embarcar, que nadie le va a quitar el sitio en el avión!
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